Matías Zacconi tiene 44 años y vive en Miami desde 2001. El mes pasado, su historia tomó relevancia pública cuando fue contratado para liderar el operativo de seguridad de la presentación de Lionel Messi en el Inter. Pero detrás de ese trabajo con "objetivo cumplido", hay un recorrido que se inició en boliches como Chocolate y que incluye procedimientos antisecuestros en sitios recónditos del planeta. Perfil de un hombre que emigró y forjó su destino.
Por Bruno Verdenelli
verdenelli@lacapitalmdq.com.ar
Matías Zacconi nació un lunes en el que se conmemoraba la independencia de una patria a la que, más de 21 años después, decidiría abandonar… Al menos físicamente. Fue el 9 de julio de 1979 y por cuestiones de trabajo de su abuelo, aquello no ocurrió en Mar del Plata, ciudad en la que vivía su familia y en la que también él lo haría desde entonces y hasta su mudanza a los Estados Unidos.
Su madre dio a luz en la base naval de Puerto Belgrano. Es que el padre de la mujer era militar. Y no hace falta ser un gran pensador para darse cuenta de que tal vez de allí venga la fascinación del nieto por las acciones de riesgo, protección y seguridad.
Semanas atrás, el destino que el propio Zacconi comenzó a forjar el 28 de marzo de 2001 cuando partió a Florida, o incluso desde antes, lo colocó nada más y nada menos que a las espaldas de Lionel Messi. Fue durante la presentación del astro del fútbol en el Inter Miami. Su imagen como custodio del rosarino y de su familia recorrió el mundo.
No tardó entonces en conocerse que el hombre encargado de cuidar la integridad física del mejor futbolista del mundo era un marplatense que, como tantos otros, había emigrado hace más de dos décadas tras vislumbrar un futuro complejo, mientras transcurría un presente tétrico de la Argentina.
Matías Zacconi durante su juventud en Mar del Plata.
Las publicaciones acerca de la vida de Zacconi quedaron centradas en la tarea que le tocó cumplir para cuidar al capitán de la Selección Argentina. Sin embargo, y aunque le otorga el obvio y merecido calibre que posee la situación, en su currículum fue un trabajo más.
Es que el marplatense que cursó sus estudios en la Escuela Nº 1 “Pascuala Mugaburu” y en el Instituto Domingo Faustino Sarmiento fue guardaespaldas de impresionantes figuras de Hollywood, expresidentes, estrellas de la música y empresarios multimillonarios. Además, creó su propia empresa de seguridad, FTS, desde la cual brinda servicios de prevención y mantenimiento del orden a festivales y espectáculos de afluencia masiva alrededor de todo el planeta.
El camino
Se puede decir que Zacconi empezó a trabajar en el rubro de la seguridad a los 15 años, en boliches y matinées típicas de la ciudad en la década del ’90. El primer local bailable en el que se desempeñó como “patovica” se llamaba Coco Naztiz, y estaba ubicado en Diagonal Pueyrredon, entre Rivadavia y San Martín. Después también fue empleado de La Roka, que se emplazaba sobre la calle Alem, Costa Rica, El Diablo y, finalmente, ya como mayor de edad, de Chocolate, la mítica discoteca de la avenida Constitución.
Pero eso no era todo: durante el día también practicaba artes marciales y aprendía tácticas y métodos de protección, hacía tareas de custodia en shoppings, recitales, promociones, eventos y producciones de distinto tipo: así fue como, por ejemplo, cuidó de Diego Armando Maradona durante una conferencia de prensa que el Diez dio en el Teatro Radio City. Además, participó de los operativos de prevención y mantenimiento del orden que se desplegaban cuando “El Muñeco” Juan Alberto Mateyko hacía “La Movida del Verano” en Las Toscas.
“Tuve la suerte de cuidar a Maradona en Mar del Plata y ahora a Messi en Miami”
“Mi última temporada allá, la de 2001, me la pasé trabajando entre fiestas de egresados, el Aquarium y Chocolate. Con eso junté para el pasaje a Miami, que igual lo saqué en cuotas y me fui debiéndolo”, rememora Zacconi.
Y recuerda cómo una mañana, a fines de octubre de 2000, tomó la decisión final de emigrar y se dirigió a la sede de la Policía Federal Argentina, en Sarmiento y Alberti, para tramitar su pasaporte.
Llegar y asentarse
Con una mano atrás y otra adelante. Así arribó Zacconi a comienzos de 2001 al aeropuerto de Miami. Sólo conocía a otro joven con el que había trabajado en Mar del Plata. “Ese chico me alojó la primera noche y me dio una mano, pero después hice la mía. Yo sólo tenía 250 dólares en el bolsillo, estaba sin papeles, ilegal, y ni hablaba el idioma”, cuenta.
El primer empleo que consiguió fue en un centro comercial de Fort Lauderdale, a 5,75 centavos de dólar por hora. Allí utilizaba una hidrolavadora para efectuar tareas de limpieza. Luego, lo ascendieron a jardinero, y su sueldo ascendió a 7 dólares la hora.
El marplatense tiene 44 años y tres hijos.
Finalmente, Zacconi rumbeó de nuevo hacia lo que sabía hacer: tareas de seguridad. Encontró trabajo en un boliche de la calle Washington, entre la 12 y la 13, y también participó de operativos en conciertos. Así fue como llegó el primer evento masivo con la organización de la custodia completamente a su cargo en Estados Unidos: un festival llamado “Por amor a la música” que producía una emisora miamense, la FM 107.5, el 9 de septiembre de 2001.
“Les hice toda la parte de backstage, seguridad de escenario y el cuidado de los artistas, como supervisor. Quedaron tan contentos que me pidieron que hiciera la seguridad de la emisora”, rememora entusiasmado. Pero no tanto como lo estaba en aquellas horas antes de que los talibanes convirtieran las Torres Gemelas y sus expectativas en polvo: “Arrancaba a trabajar el 11 de septiembre y recuerdo estar haciéndome el nudo de la corbata y, literalmente, ver en la televisión cuando el segundo avión chocó contra la torre. Obviamente se suspendió todo: se puso mucho más severo el tema con la inmigración, y hubo incertidumbre”, completa la anécdota Zacconi.
Si bien demoró los procedimientos, todo eso no lo detuvo. Cuando la situación se encaminó hacia la normalidad, el marplatense volvió a trabajar en un festival. “Hicimos el de la calle 8 dos años seguidos y eso me ayudó a seguir laburando. Tenía 17 escenarios…”, explica.
Zacconi no se podía ir de Estados Unidos porque se encontraba allí de forma clandestina. Así permaneció hasta septiembre de 2002, cuando se casó con Sandra, su primera esposa. Se trataba de una joven descendiente de cubanos que había nacido en España y vivía en Miami, con residencia legal, desde los 3 años.
Al consumarse el matrimonio, Zacconi obtuvo la ciudadanía y finalmente se lanzó a cumplir su sueño: fundar su propia empresa. La firma FTS (Federal Tactics Security) fue creada entre fines de 2003 y principios de 2004, y en un comienzo se dedicaba a suministrar el servicio de seguridad personal a diversos clientes.
El despegue de la compañía el marplatense lo ubica entre 2007 y 2008, cuando comenzó a encargarse de organizar la seguridad de la fiesta de música electrónica Ultra, una de las más famosas del mundo. “Cuando yo llegué acá me encontré con dos líneas de operativos de seguridad bien marcadas: la de los americanos, bien ajustada a las reglas, y otra un poco más suave que en general era la de la población cubana. Porque ahora tenés de todo en Miami pero antes eran todos americanos y cubanos, demográficamente ha cambiado mucho… Entonces yo dije: ‘Vamos a hacer un producto en el medio, en el que tengas la firmeza de los americanos, pero con la parte política y la parte amable de los latinos”, y empezó a gustar mucho”, destaca.
Además, FTS fue contratada para realizar la campaña del Partido Republicano en Florida y muchos eventos más. “Pudimos crear un servicio de elite de seguridad que pudiera mantener el orden sin llegar a ser agresivos”, remarca Zacconi.
“Nunca hay que confundirse: tu cliente es tu cliente y tu función ahí es proteger”
Entre las producciones más importantes de las que su empresa tomó parte, el marplatense señala la fiesta de fin de año oficial del ayuntamiento de Miami, de la que participan habitualmente más de 380 mil personas. “Ahí, en general, llevo entre 260 y 280 hombres. Hoy por hoy soy el consultor en seguridad para eventos especiales de la ciudad, en lo que es la parte de planeamiento y coordinaciones con la policía, el FBI y personal de rescate. Hay cuatro maratones por año y la seguridad de todas la hago completa yo”, dice.
Zacconi se reconoce como “un obsesivo del orden”, y por eso manifiesta que en los eventos masivos y de suma relevancia prefiere intervenir directamente en la planificación y la ejecución de los operativos.
“Hice la Ultra durante 9 años en Miami, y 14 en total. La primera vez llevé solamente 20 hombres y la última casi 800. Ahí había que armar una estructura y trabajar cinco o seis meses antes en el planeamiento de evacuación y emergencia. Cortamos calles, vallamos… Hay detalles que conozco y tengo que estar. Con Ultra gracias a Dios di la vuelta la mundo, y me abrió muchas puertas”, analiza el marplatense.
Su expertise en este tipo de acontecimientos hizo que la propia creación y desarrollo del operativo se convirtiera en una marca y su función fue cuidar esa “experiencia de seguridad” en cuanto a la marca y el nombre de la famosa fiesta. “Lo hice en Miami, Tokio, Croacia, Río de Janeiro… Tenía que mostrarles de principio a fin cómo tenían que trabajar, los lineamientos, en todos los países donde productoras locales contrataban el evento”, apunta.
A su trabajo en Ultra le siguieron tareas similares en Tomorrowland, Coachella y hasta en la alfombra roja: ocho entregas de los premios Oscar celebradas en Los Ángeles.
Ser guardaespaldas
Como si fuera Kevin Costner en aquella emblemática película con Whitney Houston, Zacconi sigue desempeñándose también como guardaespaldas personal. Entre otros, además de Messi, estuvo a cargo de la seguridad del expresidente mexicano Vicente Fox, en todo Estados Unidos y Canadá; Álvaro Uribe, exmandatario colombiano; Pink; Madonna; Ricky Martin, Romeo Santos; Enrique Iglesias y Anna Kournikova; David y Victoria Beckham; diversos jugadores de béisbol muy reconocidos en Norteamérica; Shaquille O’Neal; la supermodelo Cindy Crawford; U2; Céline Dion; Susana Giménez; y hasta del plantel profesional de River Plate, el equipo del que es hincha, cuando años atrás hizo su pretemporada en Miami.
Zacconi se atreve a decir que tiene “clientes en todo el mundo”. “Trabajo en El Cairo, Egipto; Sudáfrica, Europa… Con empresarios y giras de artistas”, cita como ejemplos.
En ese sentido, sostiene que el rol del custodio de ricos y famosos ha cambiado en los últimos tiempos “como todo” a raíz del avance de la tecnología y las nuevas redes sociales. “Cuando sos guardaespaldas no cuidás sólo la integridad corporal de las personas sino también la imagen, que es tan importante como la protección física. Hay muchos detalles que tenés que cubrir… He estado en nacimientos de bebés resonantes a nivel mundial o funerales que han sido vistos prácticamente por todo el planeta y son momentos muy especiales, en los que tenés que cuidar la integridad física y también la imagen de los clientes”, reflexiona el marplatense.
Automáticamente, repara en que “hace 15 años no había Instagram” y ahora “hay que hacer un monitoreo de redes constante”. “Cuando murió el esposo de Céline Dion todo el operativo del sepelio tuve que hacerlo yo, y hay muchos momentos íntimos en los que tal vez personas como ella agradecen que estés ahí no sólo por la seguridad, sino hasta capaz por estar pensando cuando abrir un paraguas a tiempo para tapar la foto de un paparazzi”, narra Zacconi.
Y continúa: “Yo siempre les digo que no tienen que preocuparse ni siquiera de pensar, sólo de seguir a la persona a la que tienen que seguir. Cada uno tiene una función en la cápsula seguridad y la cantidad de personas que hay depende del operativo. El prepararlo e implementarlo es lo que hacemos nosotros… El mejor trabajo en seguridad es que no se note que está hecho. Si salió todo bien, hicimos un buen trabajo”, deduce.
Mientras transcurren esos momentos con las personalidades de renombre, Zacconi genera o no relaciones nuevas con ellas si es que la situación amerita y sus clientes así lo desean. “Con U2 estuve en toda la gira de Sudamérica, porque vinieron a Miami y acá hice apoyo local y uno del equipo de seguridad de ellos se quebró el pie en Atlanta, y como les había gustado mi trabajo me dijeron si me animaba a unirme al tour y fui. Les convenía por el idioma… Y entonces estuve con un integrante de la banda que me vio tomando mate y se me sentó al lado y nos quedamos tomando mate”, revela, aún sorprendido.
En alusión a otras vivencias que se puedan o no contar, el marplatense es claro y traza una línea “muy fina” que “gracias a Dios” al día de hoy “nunca” ha cruzado: “Más que por contratos de confidencialidad yo me prohibo hablar en detalle de las personas que cuido por cuestiones de ética”, aclara de manera tajante.
Para Zacconi “nunca hay que confundirse”. “Tu cliente es tu cliente y tu función ahí es proteger. Tenés gente que se te sienta al lado cuando la llevás en la camioneta, y tenés muy buena comunicación. Y hay otros con los que sólo te dedicás a proteger. Después hay cosas que ya empezás a conocer. Por ejemplo, si en una camioneta prefieren aire acondicionado o calefacción… Hay cantantes que no toman bebidas frías por el cuidado de sus cuerdas vocales y nos ocupamos siempre de tener agua en temperatura natural, obviamente sin la etiqueta por si alguien saca una foto, para proteger su imagen… O el chicle o menta que quieren… Son cosas que vas hablando y vas acomodando”, describe.
Preparación y riesgos
Desde aquellos días como “patovica” en Mar del Plata a estos en los que organiza operativos de seguridad en eventos masivos y cuida las espaldas de personas de suma relevancia en cualquier rincón del mundo, Zacconi ha aprendido mucho y su capacitación continúa en forma diaria y casi como una obligación.
Al menos así lo considera, al evaluar la preparación individual que atravesó para llegar a la posición profesional en la que se encuentra hoy. “Aprendí mucho y creo que un día en el que no aprendés es un día perdido. Yo me preparo todo el tiempo con cursos de antiterrorismo, me preparo con ex agentes de inteligencia israelíes, de El Mossad… También en otra escuela que hay acá en Miami de la que salen los del servicio secreto que hacen la custodia del presidente de Estados Unidos. Con ellos cada dos semanas vamos al tiro a practicar”, relata.
Es que Zacconi asegura que su responsabilidad es estar listo para situaciones de lo más riesgosas. Por ejemplo, algún tiempo atrás tuvo que custodiar a un mexicano al que habían intentado secuestrar dos veces. “Tuvimos que implementar el operativo de seguridad en sólo tres horas”, revela.
Y añade: “Es que el tipo venía en un avión y llegaba a un aeropuerto privado. Tuvimos que mandarlo a otro aeropuerto pero igual armamos todo el circo para ver si recibía el atentado o no, porque también habían secuestrado al hermano. Después finalmente ocurrió el ataque y tuvimos que repeler el fuego. Ahí fueron heridos dos compañeros míos, pero pudimos evacuar al cliente”.
“Aprendí mucho y creo que un día en el que no aprendés es un día perdido”
Para el éxito de un procedimiento como el descrito, el marplatense juzga como trascendentales la búsqueda y la elección de “la táctica correcta en base a la persona o las personas que haya que proteger”.
Su Mar del Plata querida
A los 44 años, y después de haber formado tres parejas y engendrado tres hijos -Abril, Zoe y Santino-, Zacconi se siente en plenitud. Aunque nunca olvida a su Mar del Plata querida…
“Yo a Mar del Plata la amo y la extraño… Igual voy muy seguido. Tengo mi abuelo, que es el amor de mi vida, allá. Lamentablemente, mi abuela murió nueve años atrás… Pero bueno, ahora dentro de poco voy a ir de nuevo”, aclara.
Zacconi puede haber abandonado físicamente su patria. Pero en su mente y en su corazón, Argentina siempre estará presente.